En mi caso particular, vengo trabajando en el área cambiaria desde los inicios del famoso CADIVI (ente encargado del control cambiario en Venezuela) y vivo a diario todo lo enrevesado que es el proceso de solicitar las divisas para poder comprar los insumos y producir en el país, además viendo como el dólar paralelo sigue subiendo sin parar, pues no quiero ni pensar en lo que nos deparara el futuro a mediano plazo.
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Nuestras fuentes en el propio Palacio de Miraflores nos hicieron llegar una grabación mediante la cual pudimos profundizar la información referente al tema. En la cinta podemos escuchar al presidente echándole el cuento de todo el proceso a un colaborador no identificado por teléfono. A continuación transcribimos un resumen de la conversación:
...¿Ah, lo de CADIVI? Sí, mi hermano, eso es un rollo demasiado complicado, yo no sabía que eso era así de difícil. ¡Ja, pobres escuálidos! Pero la verdad es que se nos pasó la mano, compa. Coño, sí. Primero, el asunto de la cita por internet. ¿Quién tiene tiempo para eso? Coño, mi llave, tuve dándole todos los días, como seis meses, hasta que por fin alguien me dijo que la cosa es por tu número de cédula, que tienes que echarle bola solamente el día que te toque, de 3 a 10 de la noche. Coño, pero se supone que a CADIVI le habíamos aprobado una partida para unos servidores arrechísimos, unos bichos chinos de no-se-qué-cuántos-terabais, terabites, qué se yo como se dice, tu sabes que yo soy brutazo con el inglés. La semana siguiente traté en el día que me tocaba y naranjas. ¡Je, "naranjas", así me decía mi abuela Rosinés cuando le pedía que me diera un poquito más de jalea de mango... "Naranjas, Hugo".
El hecho es que me costó como un mes y medio lograr que me dieran la cita. Bueno, yo que pensé "Ya está Hugo, ya pasó lo más difícil, ahora si está papita la cosa, ¿eh?" pues no. Llego y lo primero que me dicen es que tenía que haber hecho el trámite 20 días hábiles antes del viaje. ¡20 días, imagínate tú, a mí, que ni siquiera sé que voy a hacer mañana, que me pidan planificar por tanto tiempo por adelantado! Bueno, tuve que llamar a Barroso para que me la moviera con eso, para que lograra que me atendieran por una taquilla especial. Dificilísimo porque Barroso nunca atiende el celular, siempre que lo llamo me cae la contestadora, recuérdame de decirle a Aristóbulo que lo llame y le diga que cambie el pote ese. Sí, parece que adonde vive no tiene mucha señal, qué se yo.
Bueno, sigo: llego a la taquilla y me insistieron que sin el original y la copia del pasaje, no podían darme el cupo. ¡Coño, pero si el avión es mío, qué pasaje voy a tener! ¿Tu eres pendejo? Menos mal que tenía en la cartera el original y la copia del título del avión... bueno, sí, tu sabes, uno siempre tiene que cargar esa vaina encima por si acaso.”
Aquí el presidente tuvo un flashback a su infancia, echando un cuento sobre una vez que en Sabaneta lo pararon sin papeles y cómo la experiencia lo dejó marcado para siempre. Cuarenta y cinco minutos más tarde, retomó el hilo de la conversación:
“Ajá, coño, luego viene el peo de las carpetas. Imagínate tu. Una ladilla... ¿Tu has visto todo el instructivo? ¡No chico, que me voy a leer yo toda esa vaina! ¿Tu eres loco? Puse a un edecán ahí a hacerme la vaina, el tipo le dí un millón de bolívares y lo mandé para la Librería Nacho, llegó con un montón de separadores, calcomanías, ganchitos, escarcha, pega elefante, papel lustrillo... sí, sí, una ladilla. Bueno, el pobre pana lo pongo a hacer esa vaina y se pasó todo un sábado, pobrecito porque ese sábado no le tocaba trabajar y el pobre pendejo vino... Bueno, sí, tu sabes que para pendejo no se estudia, se nace. El asunto es que el tipo me deja arriba del escritorio todo ese carpetero, y me empujo pa' CADIVI, mi hermano. ¿Eh? Sí, a las 4 de la mañana estaba allá. ¡Esa vaina si es oscura, cámara! Comienzo la cola y cuando por fin me atienden, el tipo me quería rebotar porque las carpetas eran de otro color. Bueno, mejor dicho, no me quería rebotar, me rebotó. Sí, rebotaíto, pues, como Ledezma el otro día... jejeje, ¿me vas a decir que no me quedó buenísima esa? El pobre bolsa con su fluxcito rebotado en la puerta, jajaja. Jalando para que lo dejaran pasar. Ah, bueno sí, lo que te decía. De nada valió nada. Le dije al tipo: “Pero bueno mi hermano, si somos camaradas socialistas, mira la pared, chico, ¿tu no estás viendo esa foto? ¿Tu no sabes quien soy yo?”
De nuevo el Presidente se va por las ramas, y durante unos breves 30 minutos se escuchan todas las amenazas que le hiciera al funcionario. Como no aportan nada nuevo a la conversación, no las transcribimos. Al volver al tema, el Presidente concluyó:
“Bueno, me voy a quedar con las ganas, ¿Qué voy a hacer? ¿Qué? ¿Comprar en el mercado negro? ¿Tu eres loco, no has visto a cómo está el Euro? No vale, déjame tranquilito, me quedaré con las ganas. Pasaré la rabia castigando al edecán este. Bueno mi hermano, te dejo. ¿Eh? ¿Cómo dices? ¿Patria, Socialismo o Qué? Es que no te escucho... ¡Ah sí, o Muerte! Tu si eres pendejo, chico, sigue creyendo que te vas a volver creyón. Dale mi hermano, un abrazo. Saludos a Mechita.”
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